Hay muchas normas que rigen a tu equipo y a tu organización, algunas escritas en el manual, otras tácitas: tu contrato social.
A menudo, las políticas de la empresa se establecen con la mejor de las intenciones, pero con el tiempo, las normas pueden quedar obsoletas, impidiendo, en lugar de posibilitando, un trabajo eficaz.
Dependiendo del individuo en cuestión, la gente se desentiende o empieza a incumplir las normas al azar, lo cual puede ser perjudicial.
Pero romper las normas también puede ser positivo. Hay una diferencia crucial entre saltarse las normas imprudentemente y desafiar a la autoridad, y escuchar a los pensadores independientes que pueden ayudar a garantizar el éxito a largo plazo de la organización.
Cuando se trata de normas:
Si un equipo puede acordar sus propias normas de actuación, es mucho más probable que sus miembros las respeten. El debate debe centrarse en cómo la norma en cuestión ayuda a la organización a cumplir sus objetivos y si está en consonancia con los valores de la empresa o del equipo.
Cuando la toma de decisiones por consenso no sea una opción (y no siempre lo es), estate preparado para explicar el razonamiento que hay detrás. Tal vez la norma sea un compromiso para abordar una situación compleja. Puede que a ninguna de las partes le parezca perfecta, pero comprender el razonamiento puede ayudar a aliviar cualquier dificultad.
Como líderes, necesitamos que los empleados nos digan cuándo las normas ya no funcionan. Esto significa mantener la puerta abierta y dejar claro que no tienes todas las respuestas, y que las cosas pueden cambiar en el futuro.
La gente comete errores, pero la forma en que se gestionan esos errores determina lo que ocurre después. Si un equipo ha fomentado la seguridad psicológica, la gente estará dispuesta a admitir errores y fracasos sin miedo a recriminaciones. Si un equipo se rige por el miedo, nadie te hablará de errores potencialmente perjudiciales, ni te ofrecerá sugerencias creativas para avanzar mejor.
Tu informe de Equipo Belbin puede decirte algo sobre cómo aborda tu equipo las normas. Si, por ejemplo, tienes una fuerte cultura de Implementador/Completador Finalizador, es probable que descubras que la gente trabajará dentro de las normas hasta que se le diga lo contrario, incluso cuando esas normas ya no sean adecuadas para su propósito. Tendrás que asegurarte de que se revisan las formas de hacer las cosas y se introducen cambios con sensibilidad.
Una vez que todos los miembros del equipo tienen un informe Belbin Individual, se pueden juntar todos los datos para elaborar un informe Belbin de Equipo de siete páginas.
Una de las páginas se llama Promedios del Rol de Equipo. Es un buen punto de partida para saber más sobre la cultura del equipo, basándose en los comportamientos colectivos de los Roles de Equipo.
Puede utilizarse a nivel de equipo, departamento y organización. Las posibilidades de uso son infinitas.
Si predomina el comportamiento de Cerebro e Impulsor, por ejemplo, tendrás un equipo de agentes del cambio, que buscarán constantemente nuevas formas de hacer las cosas. Existe el riesgo de que la gente tome nuevas ideas y corra con ellas... en varias direcciones distintas. Necesitarás un Coordinador para aprovechar esta energía, crear consenso y conseguir que todos trabajen juntos.
El informe Equipo de Belbin puede ayudarte a identificar los mejores elementos de la cultura de equipo, y los que podrían suponer un riesgo potencial para el equipo. Otras páginas del informe ofrecen más detalles sobre quién puede ser más adecuado para los distintos tipos de trabajo, para que puedas estar seguro de que aprovechas al máximo la contribución de cada persona.
Con todas las partes del equipo trabajando juntas, fomentarás un entorno en el que las personas trabajen de buen grado dentro de los términos del compromiso, y sean libres de buscar y compartir sus enfoques creativos del cambio con el resto del equipo.
Los Cerebro tienden a romper las reglas de forma creativa. Las normas son inflexibles y reflejan viejas formas de hacer las cosas.
Los Investigadores de Recursos se las ingenian para eludir las normas. Siempre hay margen de maniobra y tiempo para un poco de negociación, ¿no?
Los Coordinadores manipulan las reglas. Reconocen que las normas tienen que adaptarse a lo que es bueno para el equipo y necesario en ese momento.
¡Los Impulsores rompen las reglas para ganar! Todo vale en el amor y... en la competición.
Los Monitores Evaluadores sólo seguirán las normas si son lógicas y tienen sentido. Si la ley -de la empresa o de otro tipo- es una burrada, perderá su respeto. ¡Espera que debatan largo y tendido sobre las normas!
Los Cohesionadores tienden a pensar que las personas son más importantes que las normas. Es una cuestión de juicio, pero a veces las necesidades de las personas son lo primero.
Los Implementadores no rompen las normas: creen que están ahí por una razón. Creen que si rompes las normas, el sistema se desmorona.
Los Finalizadores tienden a considerar que, en general, el incumplimiento de las normas provoca demasiada ansiedad. Sin embargo, si las normas se interponen en el camino de la calidad o de un alto nivel de exigencia, se acabaron las apuestas.
Los Especialistas creen que tienes que aprender las reglas para poder aprender por qué y cómo romperlas.
Si quieres saber cómo puede ayudar a tus equipos el uso de Belbin, la herramienta de equipo de referencia mundial, ponte en contacto con nosotros.
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