La colaboración y el trabajo en equipo son dos de las habilidades más demandadas en el mercado laboral*. Cada vez más, las organizaciones utilizan equipos ágiles o multidisciplinares para abordar necesidades empresariales complejas.
El trabajo en equipo da lugar a una mejor resolución de problemas, mayor potencial de innovación y más oportunidades de crecimiento personal. Un estudio realizado por EY reveló que casi 9 de cada 10 organizaciones están de acuerdo con que " los problemas a los que se enfrentan son ahora tan complejos que los equipos son esenciales para ofrecer soluciones eficaces".
En este contexto, las personas que trabajan en la educación superior están comenzando a reconocer el valor de enseñar habilidades como la colaboración y el trabajo en equipo en el aprendizaje basado en proyectos con el fin de impulsar el autoconocimiento, incrementar la empleabilidad y preparar a los estudiantes para el mundo laboral.
Sin embargo, se encuentran con diversos obstáculos como: planes de estudio repletos de contenidos, tiempo insuficiente e instructores sin la confianza suficiente o reticentes a enseñar dichas habilidades.
*La capacidad para comunicarse y trabajar eficazmente en equipo es una de las habilidades más demandadas por las empresas de ingeniería (Loughry et al., 2014; Oakley et al., 2004; Zhang et al., 2020). También es uno de los objetivos clave a alcanzar para obtener la acreditación de programas de ingeniería (ABET, 2020; EFCE, 2020)
En 2018, Asier Aranzabal, Eva Epelde y Maite Artetxe, profesores de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), identificaron varios problemas a la hora de seleccionar a los integrantes de los equipos para los proyectos de su curso de ingeniería química.
Los profesores buscaron un método fiable y válido para formar equipos con vistas a mejorar el rendimiento y el compromiso e incorporar aprendizajes sobre la competencia de trabajo en equipo.
Utilizaron la metodología Belbin para asignar a los estudiantes a los equipos y midieron una serie de resultados clave, incluidas las calificaciones en los proyectos y los exámenes y la responsabilidad individual (a través del test Individual Accountability Factor o IAF). Compararon los resultados en estas áreas clave de los grupos 2018/19 y 2019/20 con los resultados obtenidos en años anteriores.
Los equipos seleccionados por los profesores suscitaban las quejas de los alumnos. Los desacuerdos derivados de la diversidad de opiniones, provocaban tensiones y los alumnos se sentían resentidos por la intromisión.
En cambio, los equipos elegidos por los alumnos adolecían de escasa colaboración, compromiso y organización. Con frecuencia, los equipos estaban desequilibrados en cuanto a aptitudes, habilidades, especialidades, sexo u origen étnico, lo que limitaba las oportunidades de aprendizaje.
Los profesores buscaban un método objetivo para formar los equipos que, al mismo tiempo, tuviera legitimidad a los ojos de los alumnos.
Con el fin de adoptar una metodología adecuada, entrevistaron a antiguos alumnos y les pidieron que reflexionaran sobre las competencias clave para el éxito. Se eligió la teoría de Roles de Equipo Belbin porque se centra en las habilidades complementarias que permiten a los alumnos abordar con éxito las distintas tareas de un proyecto.
Afirmaron:
"Descubrimos que la mayoría de las competencias y deberes sugeridos no se basaban en habilidades y conocimientos técnicos, sino en competencias transversales estrechamente relacionadas con las de los Roles Belbin".
Antes de formar los equipos utilizando Belbin, los investigadores desarrollaron un proceso de varios pasos para introducir los beneficios del trabajo en equipo y formar equipos basados en la teoría de Roles de Equipo.
Previamente los profesores habían recibido formación (y retroalimentación) por parte de Belbin Spain & Latam sobre la metodología de Roles de Equipo. Además, durante todo el proceso estuvieron en contacto regular con Belbin para examinar con detalle el progreso de los alumnos y los problemas que iban surgiendo durante el curso.
En primer lugar, los instructores introdujeron el trabajo en equipo en un sentido general. Utilizaron el ejercicio del cohete de Belbin Cooperate y debatieron con los estudiantes sobre las habilidades necesarias para trabajar en equipo de manera eficaz.
Posteriormente los alumnos completaron el Test de Autopercepción (TAP) y también se les pidió que solicitaran Evaluaciones del Observador (EO). Es decir, feedback a compañeros de estudios con los que habían tenido una relación directa.
Utilizando los datos sobres los Roles de Equipo de los alumnos procedentes de sus informes completos, los instructores formaron equipos equilibrados de 4-5 miembros.
Los alumnos recibieron también una clase sobre la teoría Belbin para comprender los Roles de Equipo, sus fortalezas y debilidades.
Posteriormente se les entregaron sus informes Belbin y se les notificó el grupo al que habían sido asignados.
Utilizando la información contenida en los informes, los alumnos escribieron un ensayo reflexivo sobre sus propias fortalezas y debilidades y los profesores les dieron feedback al respecto.
En la primera reunión de equipo, los integrantes de cada equipo construyeron su Círculo de Roles. Esto les proporcionó una visión general de los Roles presentes en su equipo, así como claridad sobre carencias y solapamientos.
Esta distribución de Roles y sus efectos se revisó en varias ocasiones durante el proyecto, a medida que se desarrollaba el autoconocimiento de los alumnos (y el conocimiento de los puntos fuertes de sus compañeros de equipo).
Los investigadores realizaron pruebas t independientes y descubrieron que el desempeño de los alumnos -en términos de las calificaciones obtenidas en el proyecto, en el examen y en IAF- eran significativamente mejores en los equipos seleccionados por Belbin que en los equipos autoseleccionados.
Los investigadores destacaron especialmente el aumento de la tasa de alumnos con calificación de "sobresaliente" y el descenso (del 20% al 7%) de los alumnos que no se presentaban al examen.
Comentaron:
"Este descenso sugiere que los estudiantes que trabajan en equipos Belbin se sienten más comprometidos y su aprendizaje es mayor. Por tanto, los alumnos confían más en poder aprobar el examen".
El Factor de Responsabilidad Individual (IAF) es una medida del rendimiento de los alumnos relacionada con su compromiso con el trabajo en equipo.
Los estudiantes completaron una serie de cuestionarios de seguimiento (MQ) que permitieron a los investigadores calibrar sus conocimientos (en base a los entregables) e incorporar las puntuaciones correspondientes a la nota de su proyecto, multiplicando la puntuación global del proyecto de equipo por el Factor de Responsabilidad Individual (IAF).
Estos resultados demuestran que formar equipos según la teoría de Roles Belbin mejora la interdependencia positiva y la responsabilidad individual de los miembros del equipo, lo que, a su vez, permite mejorar el desempeño individual y de equipo.
El equipo de investigadores comentó que "el rendimiento de los alumnos en cuanto a las calificaciones del proyecto, el examen y el IAF es significativamente mejor en los equipos Belbin que en los equipos autoseleccionados".
Además de un mayor compromiso, los alumnos de los equipos seleccionados por Belbin tuvieron mayores índices de asistencia en general y necesitaron menos tiempo de estudio fuera del aula debido a que fueron capaces de trabajar de forma más eficaz en clase.
Al final del semestre, se pidió a los alumnos que puntuaran su interés por la asignatura. En los equipos seleccionados por Belbin, la tasa de alumnos cuyo interés por la materia era "alta" o "muy alta" aumentó considerablemente, mientras que el interés "medio", "bajo" y "muy bajo disminuyó.
Al final del semestre, se pidió a los alumnos que valoraran si formar equipos según la teoría de los Roles de Equipo Belbin les había ayudado tanto a nivel del trabajo realizado en grupo como a nivel personal.
Las áreas identificadas como influidas más positivamente por trabajar en equipos seleccionados por Belbin fueron las relacionadas con la interdependencia positiva, las relaciones interpersonales y las habilidades sociales, y la responsabilidad individual.
El 90% de los alumnos estuvieron de acuerdo (o muy de acuerdo) en que Belbin les había ayudado a desarrollar "la capacidad de escuchar las opiniones de los demás".
El 80-84% estuvo de acuerdo (o muy de acuerdo) en que formar equipos con Belbin había favorecido los siguientes aspectos de su trabajo:
Los investigadores indicaron que un elemento clave para el éxito del trabajo realizado fue que el aprendizaje de los alumnos no se limitó a la teoría Belbin o a sus propios Roles de Equipo, sino que se centró en comprender de manera más profunda la metodología de los Roles de Equipo.
Del mismo modo, los profesores no se limitaron a distribuir personas en equipos equilibrados y confiar en que todo saldría bien. Su comprensión de los matices de la metodología Belbin les ayudó a desarrollar un sofisticado proceso para transmitir la información sobre los Roles de Equipo e identificar y abordar las disfunciones de los equipos cuando surgían.
Completar el Círculo de Roles de Equipo permitió a los alumnos profundizar y aplicar los aprendizajes adquiridos centrándose explícitamente en las habilidades de trabajo en grupo. Además, los ensayos reflexivos que habían escrito previamente sobre sí mismos consolidaron la comprensión de los alumnos sobre sus propias contribuciones positivas al equipo.
Los profesores indicaron que esta parte del ejercicio también había cambiado su propia actitud hacia los estudiantes, y los alumnos lo notaron y apreciaron.
"Esto se ha visto reflejado en la mejora progresiva de la valoración que hacen los alumnos de nuestra calidad docente".
Si deseas descargar este artículo o trabajas en la enseñanza superior y quieres saber más sobre cómo puedes utilizar Belbin para ayudar a tus alumnos, completa el siguiente formulario y entablemos una conversación.
Imágenes reproducidas con el amable permiso de los autores.