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A veces vamos tan rápido que se nos olvida cuáles son nuestros inicios…

Por ello hemos decidido pararnos y viajar en el tiempo 30 años atrás para compartir cómo surgió Belbin en la España de esa época y qué personas estuvieron detrás de ello… esta es nuestra historia:

Seguramente la mayoría de las personas que estáis leyendo esto ya conocéis el origen de la metodología Belbin. Para las personas que no lo sepan, fue a partir de una pregunta ¿Por qué unos equipos funcionan y otros no? De ahí surgió la investigación de una década de duración (en los años 70) en el Henley Manangement School de Londres así como la aplicación a nivel empresarial y toda la evolución y el crecimiento como organización que vendrían en las siguientes décadas.

Meredith Belbin y sus compañeros del Clare College

Pero lo que os quiero contar es cómo comenzó en España el interés por una metodología que apostaba por un trabajo más colaborativo y basado en el talento y las fortalezas de las personas. Algo que para esa época en España era como hablar en otro idioma.

Paralelamente al nacimiento como empresa de Belbin Associates en Cambridge, en España rondaba el año 1995. Un jovencísimo Juan Carlos Cubeiro con un claro enfoque visionario, se interesaba por las metodologías e investigaciones más punteras en ese momento en la gestión de personas. Más concretamente el libro en el que Meredith Belbin expuso su Teoría de los Roles de Equipo cuyo título es Equipos directivos: el porqué de su éxito o fracaso (1981). Este libro fue y sigue siendo uno de los mejores cincuenta libros de gestión de todos los tiempos. Tanto le interesó a Juan Carlos que cogió el teléfono y llamó a la oficina de Meredith y su equipo en Cambridge. Antes no se podía escribir un email o conectarte por zoom o teams en un momento…  

Me imagino la escena: Juan Carlos y Meredith pegados a un teléfono de esos antiguos, de los que ahora llamamos vintage y solo se ponen de adorno. Hablando sobre la investigación, sobre los resultados en las empresas y lo extendida que estaba ya esta filosofía en Reino Unido y países nórdicos como Suecia o Dinamarca.

Juan Carlos Cubeiro transmitió a Meredith su entusiasmo por la metodología y también le habló de la necesidad de extender por España esta manera de trabajar, ya que pensaba que era una necesidad apremiante para el tejido empresarial de la época y la situación de incipiente recuperación de la crisis en la que aún nos encontrábamos. Le transmitió su certeza de que si conseguían que los equipos de trabajo funcionasen de manera más eficiente, mejorarían los índices de producción y se reducirían la alta tasa de desempleo que estaba provocando un éxodo masivo de talento en España hacia otros países de Europa.

Fue una conversación agradable entre dos estudiosos y adelantados a su época. Cuando Meredith colgó el teléfono pensó que quizá sería una buena idea traducir la metodología Belbin al idioma castellano.

Unas cuantas semanas después de todo esto aterrizaba en el aeropuerto de Cambridge una joven de 26 años, recién licenciada en economía que huía de una tasa de paro que no paraba de subir y que estaba castigando duramente a la juventud española. Una joven que como muchas otras, dejaba todo atrás en busca de una oportunidad. En la actualidad es muy fácil coger un avión, puedes comprar un billete en cuestión de minutos. Sin embargo, hace casi treinta años, el proceso era mucho más largo y era necesaria una planificación mucho mayor.

Esta jovencita era Marián Albaina quien nada más llegar a Cambridge cogió el listín telefónico para comenzar a enviar currículos. Marián era y es una persona organizada y ordenada (una buena Implementadora), por lo que empezó obviamente por el principio: por la letra A y luego comenzó a escribir a las empresas que empezaban por la B y así sucesivamente. Unas semanas después Marián comenzaba sus prácticas en el Barclays Bank del centro de Cambridge, uno de los más punteros de Reino Unido. Sin duda, las cosas en Reino Unido estaban mucho mejor que en España.

En este tiempo le iban llegando cartas con las respuestas de los CV’s que había ido enviando a su llegada. Como veis antaño todo iba a otro ritmo, ¡nada que ver con la inmediatez del correo electrónico!

En el banco estaba a gusto y le habían ofrecido la posibilidad de continuar más allá de las prácticas. Sin embargo, entre esas cartas hubo una que le llamó especialmente la atención. Era una carta de Nigel, el hijo de Meredith Belbin. Así que por simple curiosidad decidió ir a la entrevista.

Días más tarde allí estaba Marián sentada en frente de Meredith Belbin, quien le explicó cómo el lenguaje de los 9 Roles podía ayudar a empoderar y desarrollar a las personas y los equipos. Marián escuchaba atentamente y mientras le explicaba los Roles muchas cosas conectaban en su cabeza. Comprendió muy bien por qué a ella le costaban más unas tareas que otras y el hecho de que alguien le dijera que no tenía que ser excelente en todo le sonó tan bien que no tuvo ninguna duda en que quería aprender y saber mucho más de todo eso tan rompedor. Trabajar en equipo, confiar en las fortalezas, desarrollar las tareas que te son naturales, mejorar su confianza… ¡Nunca nadie le había hablado de todo eso!

Marián dejó el trabajo en el banco y comenzó a trabajar codo con codo con Meredith Belbin, Nigel Belbin y las personas que se fueron incorporando más adelante como Peter o Deborah. Tenía la suerte de poder asistir a las formaciones y consultorías con el mayor experto y aprender de la fuente principal. Poco a poco fue traduciendo al castellano el primer “software” de generación de informes Belbin. Fueron dos años de mucho enriquecimiento y aprendizaje. Además de mucho convencimiento con la filosofía que los Roles proclamaban: confiar en que todas las personas tienen algonpositivo que aportar, tan solo hay que identificarlo.

Marián Albaina y Meredith Belbin en el año 1997

El siguiente paso fue volver a España y comenzar a transmitir todo lo que había aprendido. Desde luego que no fue fácil en ese contexto económico y empresarial. Aún estábamos lejos de ese cambio de paradigma en cuanto a la gestión del talento en relación con otros países “más adelantados” en los que sí se estaba dando una humanización de las organizaciones. Además, el hecho de ser joven y mujer tampoco sumaba a su favor en aquellos tiempos.

Pero Marián estaba muy convencida de lo que la metodología podía hacer por las organizaciones y no se iba a rendir. Acudía a ferias, se reunía con empresas y universidades y fue en una de éstas últimas donde todo comenzó. Una metodología de origen académico era bien acogida por otros académicos ya que habían leído las investigaciones desarrolladas en otros países. Sabino Ayestarán catedrático emérito de la UPV-EHU (…-2020) fue de las primeras personas en acreditarse en la metodología Belbin en idioma castellano. Y en extender Belbin en el ámbito académico con diversas publicaciones (Ayestarán, S. (1998): La Psicología de los grupos).

Otra de las personas que nos gustaría destacar de aquella primera época es Jose María Rodriguez Porras (1933-2013), Licenciado en Derecho y Doctor en Dirección de Empresas y profesor emérito en el Departamento de Comportamiento Humano en la organización del IESE. También fue consultor en diversas organizaciones y publicó varios libros como “El factor humano en la empresa” donde ya mencionaba Belbin.

Marián continuó con su labor de formar en la metodología Belbin a personas que poco a poco fueron aplicando la misma en diferentes organizaciones y cambiando el sentido que hasta ahora había tenido el trabajo en equipo.  

A veces me gusta preguntarle a Marián cómo podía trabajar en Belbin sin la facilidad que te da internet. Me cuenta que al principio los clientes le enviaban las respuestas de los cuestionarios vía fax y ella misma introducía todos los datos a mano para que el sistema Interplace generase el informe. Y les enviaba dichos resultados por correo postal ¡imaginaros los tiempos tan diferentes a la inmediatez actual!

Años más tarde Belbin en idioma castellano saltó el charco y comenzó a establecerse en otros países de Latinoamérica. Hoy en día seguimos trabajando con ilusión y convicción en lo que hacemos. Y lo más importante, sin olvidar como comenzó todo.

Autora: Lorea Jiménez Orruño

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